Bilbao metropolitano y los estuarios de Vizcaya y Guipúzcoa sufrirán las consecuencias del aumento del nivel del mar
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, en su informe publicado en 2007 (IPCC, 2007) destaca que la aceleración del nivel marino detectada desde el inicio del siglo XX será en el próximo futuro uno de los impactos más drasticos producidos por la crisis climática resultante de las actividades humanas. Este hecho ha incrementado notablemente el interés social y científico por las variaciones del nivel marino ya que, aunque se trate de un proceso a nivel global, sus efectos y las medidas de adaptación necesarias deben realizarse a escala local y regional.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU, liderados por el doctor Alejandro Cearreta, ha estudiado las consecuencias del cambio climático en la costa vasca, en la que han observado un ascenso del nivel marino de 1,9 milímetros anuales durante el siglo XX. Los investigadores prevén un impacto sobre el litoral que afectará al Bilbao metropolitano y las zonas de estuario de Vizcaya y Guipúzcoa, por lo que abogan por la necesaria restauración de los ecosistemas, entre otras medidas, para crear barreras naturales ante el avance marino. La evolución de la costa vasca y los eventos catastróficos en la costa atlántica se han dado a conocer recientemente en un ciclo de conferencias organizado por el Departamento de Estratigrafía y Paleontología de esta Facultad. A pesar de que no se trate de un periodo geológico formalmente establecido, el Antropoceno puede ser definido como el intervalo de tiempo más reciente (revolución industrial: 150 años) en el cual la especie humana se ha convertido en el principal agente de modificación ambiental de nuestro planeta gracias al aumento exponencial de su población, al acelerado incremento en la utilización de los recursos naturales, y a su creciente capacidad técnica para ocupar y transformar ecosistemas. Este hecho es particularmente evidente en la zona costera donde en la actualidad se asienta la mayor parte de la población mundial.
Como consecuencia de la falta de estudios previos en la costa vasca y de la escasez de documentación gráfica que nos permita observar cómo eran los ecosistemas costeros en el pasado más reciente, la información necesaria para la reconstrucción de las variaciones recientes en el nivel marino se encuentra: a) en los sedimentos de los ecosistemas costeros (particularmente en las marismas que se desarrollan justamente en el límite del nivel marino), y b) en los registros instrumentales de los mareógrafos. Las costa vasca es una franja litoral fundamentalmente acantilada que se ve interrumpida por pequeños estuarios donde se desarrollan naturalmente marismas de reducidas dimensiones. Además, estas marismas han sido históricamente ocupadas con fines agrícolas y sanitarios (erradicación de la malaria) desde el siglo XVIII y, en consecuencia, su registro sedimentario responde en muchas ocasiones a la influencia de la ocupación humana y no tanto a los procesos naturales de evolución costera. En las zonas de marisma que han evolucionado naturalmente durante los últimos 2 siglos es posible estudiar distintos indicadores que pueden ser utilizados como herramientas en la reconstrucción de los niveles marinos del pasado reciente: a) microfósiles (concretamente foraminíferos: protistas que construyen un caparazón mineralizado y que tras su muerte se preservan enterrados en el sedimento) que muestran una gran sensibilidad a las variaciones de salinidad y topografía, y b) isótopos de vida corta (de origen natural: Pb-210 y artificial: Cs-137) que nos permiten situar en el tiempo las variaciones detectadas por los microfósiles.Por otra parte, es importante contrastar los resultados geológicos con otro registro diferente pero del mismo proceso de variación marina: el registro instrumental de los mareógrafos. En el Golfo de Vizcaya hay diferentes mareógrafos activos (A Coruña, Santander, Bilbao, …) pero ninguno posee un registro de medidas tan extenso como el mareógrafo de Brest (Bretaña) que fue construido alrededor del año 1810. El mareómetro de Bilbao se instaló en Portugalete en 1883 pero desgraciadamente la información histórica recogida no se encuentra disponible. El mareógrafo actual de Bilbao fue instalado en 1992. En consecuencia, y si comparamos ambos registros (geológico e instrumental), podemos afirmar que las marismas potencialmente contienen un registro más dilatado en el tiempo y permiten efectuar reconstrucciones locales en cualquier estuario de la costa.En la costa cantábrica las marismas comenzaron a desarrollarse hace unos 3.000 años cuando el nivel marino se estabilizó en una posición similar a la actual tras su rápido ascenso como consecuencia del último cambio climático. Con el fin de interpretar en términos de variaciones en el nivel marino el contenido en microfósiles que presentan estas marismas, es necesario inicialmente desarrollar una función de transferencia basada en las asociaciones actuales de foraminíferos que se encuentran en las marismas hoy en día y que relacione las distintas especies y asociaciones con su posición topográfica actual.Una vez establecida esta relación mediante un modelo matemático, es posible aplicarlo en la interpretación de las asociaciones enterradas que se encuentran en los sedimentos de las marismas y que representan las condiciones que existían en el pasado reciente. A partir de ahí es posible construir curvas locales de variación del nivel marino. Las distintas curvas así obtenidas deben ser comparadas entre sí para establecer una secuencia regional de variación del nivel marino y además ésta debe ser comparada con la secuencia obtenida a partir de los mareógrafos (registros instrumentales) con el fin de corroborar la similitud entre ambos registros.De las investigaciones realizadas hasta ahora, ambos registros concuerdan bien y muestran un ascenso del nivel marino en la costa vasca durante el siglo XX de 1,9 mm/año.
Una vez que hemos encontrado pruebas evidentes del progresivo aumento en el nivel marino durante el último siglo, se hace necesario el establecimiento de medidas de adaptación que permitan afrontar el proceso en marcha y minimizar sus consecuencias. Si es cierto que la costa vasca es fundamentalmente acantilada con alturas sobre el nivel del mar que sobrepasan los 40 metros, también es cierto que la mayor parte de la población vasca vive alrededor de las zonas estuarinas (Muskiz, Bilbao metropolitano, Plentzia, Gernika, … Donostialdea, Irun, Hondaribia) que se encuentran topográficamente más bajas y que, por lo tanto, sufrirán las consecuencias del aumento paulatino del nivel del mar.
Todos los informes elaborados hasta ahora sobre este tema por diferentes organismos y administraciones a nivel europeo, estatal y/o autonómico destacan entre las medidas de adaptación a realizar la restauración de ecosistemos costeros como las dunas litorales y las marismas. Ambos representan los últimos ecosistemas litorales antes del dominio continental y, por tanto, constituyen unas barreras naturales frente al avance marino.
Además, presentan la ventaja de que se trata de ecosistemas dinámicos que evolucionarán naturalmente en base al aumento real del nivel marino futuro avanzando o retrocediendo en consecuencia, al contrario de las estructuras de protección rígidas (diques, escolleras, …).
Durante los últimos años existen algunos ejemplos notables de regeneración de estos ecosistemas en la costa vasca y que contribuirán muy positivamente en este sentido, como son la regeneración de las dunas de Laida en la desembocadura del estuario de Urdaibai (promovida por el Patronato de la Reserva de la Biosfera) o la regeneración de la marisma de Txakurzulo en la Ría del Butrón (promovida por el Ministerio de Medio Ambiente).
- Publicado el 08/01/2009